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La resistencia a los antimicrobianos (RAM) continúa siendo una de las principales amenazas para la salud pública en Europa. La Comisión Europea y los Estados miembros la situaron en 2022 entre los tres riesgos sanitarios más graves, y las cifras lo confirman: más de 35.000 personas —4.000 en España— mueren cada año en la Unión Europea como consecuencia directa de infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos, un impacto comparable al de la gripe, la tuberculosis y el VIH/SIDA juntos.
La RAM se produce cuando ciertos microorganismos, como bacterias, virus u hongos, desarrollan mecanismos para resistir los tratamientos diseñados para combatirlos. El uso inadecuado o excesivo de sustancias con propiedades antimicrobianas —en humanos, animales y plantas— acelera este fenómeno y favorece la creación de cepas resistentes. Igualmente, la contaminación de nuestro medioambiente puede contribuir a que se desarrollen y propaguen estas resistencias.
Este estrecho vínculo entre salud humana, salud animal y estado de los ecosistemas constituye la base del enfoque “One Health”, hoy considerado imprescindible para frenar la expansión de las superbacterias.
Con motivo del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos (18 de noviembre), el director general de SIGRE, Miguel Vega, reivindica el enfoque “One Health” como eje fundamental de las políticas públicas de salud y recuerda que “el uso responsable de los medicamentos solo termina cuando los pacientes depositan sus residuos en el Punto SIGRE de las farmacias”.
En este sentido, la Dra. Maite Martín Ibáñez, presidenta de la Plataforma One Health y profesora de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, destaca que “las resistencias antimicrobianas no solo amenazan la salud humana y animal: también alteran el equilibrio de nuestros ecosistemas al propagarse por ríos, suelos, mares e incluso el aire. Frenar su diseminación en el medioambiente es esencial para proteger la biodiversidad y asegurar un futuro saludable y sostenible para nuestro planeta”.
Por su parte, el Dr. José Polo García, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), subraya que “desde la Atención Primaria debemos continuar promoviendo un uso racional de los antibióticos, ajustando su prescripción únicamente a los casos en los que sean realmente necesarios. Es fundamental implicar a los pacientes en esta responsabilidad compartida, que también incluye su correcta eliminación en el Punto SIGRE de las farmacias”.
“El sector farmacéutico –continúa Miguel Vega – ha venido mostrando su compromiso en la lucha contra las resistencias bacterianas, no solo a través de su importantísima contribución a la investigación de nuevos antibióticos y a la concienciación sobre su buen uso, sino también impulsando medidas que permiten abordar este desafío desde una triple perspectiva: salud, medioambiente y sensibilización”.
Por eso, SIGRE fomenta la revisión periódica de los botiquines domésticos. Es fundamental que, una vez finalizado un tratamiento, los medicamentos que puedan sobrar y sus envases se lleven a la farmacia y se depositen en el Punto SIGRE, reduciendo así la tentación de una automedicación incontrolada, un aspecto clave en el uso correcto de los antibióticos.