9 de julio, 2020
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El grupo Camfil ha presentado su decálogo en el que establece, a partir de seis puntos principales, las líneas de actuación que toda empresa ha de seguir para mantener un control de la calidad del aire acorde a las necesidades sanitarias actuales.

De esta forma, como primer punto, en Camfil señalan la comprensión del entorno. Cada negocio depende de su entorno, y la comprensión de las necesidades depende realmente de la identificación de los problemas. Por ejemplo, el aire interior puede estar de 5 a 50 veces más contaminado que el aire exterior.  Y, dado que los humanos pasan la mayor parte del tiempo en interiores y los contaminantes nocivos pueden comprometer la capacidad de las personas para luchar contra las infecciones, las soluciones de filtración del aire son salvadoras en los escenarios en los que el nivel de contaminantes es más alto de lo recomendado. Así pues, evaluar la atmósfera exterior junto con la calidad del aire interior es el primer paso en el proceso para recuperar el control.

Como segundo punto, en Camfil señalan el categorizar los requerimientos de calidad del aire. Existen leyes de calidad del aire, de vigilancia de la contaminación atmosférica y de control reglamentario que definen y clasifican los niveles de contaminantes y emisiones liberados en la atmósfera. La reglamentación o las leyes relativas a la calidad del aire interior varían mucho entre los países. Estas leyes de calidad del aire están diseñadas para proteger la salud humana, los procesos comerciales y el medio ambiente de las concentraciones de contaminantes en el aire. Por lo tanto, todas las empresas deben identificar las sustancias conocidas como contaminantes del aire o partículas nocivas en el aire circundante para iniciar el plan de control. Una vez que la empresa haya clasificado sus requisitos de calidad del aire, se puede diseñar un plan apropiado para eliminar las partículas nocivas y mitigar los posibles riesgos.

La tercera pauta de comportamiento sería la de realizar una lista de verificación, es decir, asegurarse que se realicen comprobaciones en la unidad de tratamiento de aire (UTA) para garantizar que no hay fugas en la derivación del filtro y que las juntas proporcionan un buen sellado. La vigilancia microbiana es útil para medir la calidad del aire e identificar situaciones críticas según el NCBI. La otra comprobación es medir la pérdida de carga que se produce al instalar un filtro en la unidad de tratamiento de aire. Cuando se actualizan los filtros de aire es importante asegurarse de que cumplen con la normativa ISO 16890 (Clasificación de producto ASHRAE 52.2) y para los filtros HEPA con la Normativa EN1822 (en el video adjunto, Chris Ecob explica la normativa ISO 16890).

En cuarto lugar nos encontraríamos con la identificación de los contaminantes potenciales. Debido a la reciente pandemia de COVID-19, este paso es muy importante en la seguridad de la salud, ya que estos contaminantes pueden dañar el sistema inmune y actuar como un obstáculo en la lucha contra las infecciones. Las soluciones de filtración de aire dependen del nivel de riesgo que se quiera aplicar: las áreas de alta densidad con alrededores afectados, como laboratorios, unidades de contención o zonas en cuarentena, necesitan un nivel mucho más alto de protección comparado con entornos de baja exposición o áreas controladas como hogares o espacios para pequeñas empresas; las aplicaciones de alto riesgo necesitan equipos de contención de aire y filtración de aire de HEPA Clase H13 o superior, junto con el uso de EPIS, así como un suministro de aire segregado.

Monitorizar el nivel de partículas constituye el quinto aspecto clave para mantener un control de la calidad del aire. Es importante realizar un seguimiento de la calidad del aire, ya que puede darle indicaciones, advertencias y ayudarle a mitigar los riesgos potenciales en sus instalaciones.

Por último, habrá que conocer los requisitos para la renovación del aire. La filtración del aire es una de las formas de combatir el impacto dañino de patógenos como la COVID-19. El aire limpio debe ser introducido en las instalaciones regularmente para asegurar un ambiente de trabajo limpio. Una solución de filtración de aire de alta eficacia puede prevenir las infecciones en el aire ya que puede atrapar los virus, añaden desde Camfil. La eficacia depende de la clasificación del filtro de aire. El virus capturado en el filtro de aire se queda fuertemente ligado a las fibras de la media filtrante. Una vez que el virus es capturado, permanecerá en el filtro de aire y eventualmente se secará y morirá (quedará inactivo). Otro paso es actualizar los filtros de aire a una clase más alta: que aumente la reducción del virus para una mayor protección añadida. Para que el sector sanitario pueda crear aislamiento, las salas de presión negativa son ideales, ya que pueden contener contaminantes nocivos en el aire, como virus, bacterias, hongos, moho, polen, gases, COV (compuestos orgánicos volátiles), pequeñas partículas y productos químicos, señalan finalmente desde el grupo sueco.

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