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El cultivo y procesado del cannabis para uso medicinal necesita de grandes cantidades de energía debido a los requerimientos de estabilidad ambiental durante su crecimiento y transformación para garantizar la constancia de la composición de los diferentes cannabinoides. De esta forma, el producto final podrá ser considerado como fármaco con unas propiedades específicas.
El coste energético de producción del cannabis medicinal se convierte, en la mayoría de los casos, en el coste más importante y el que determinará si la explotación industrial es rentable o no. Un diseño eficiente de la instalación aumentará la rentabilidad directa de la explotación y reducirá la huella de carbono aportando un valor añadido para estos productos de origen vegetal.
