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¿Cómo incrementar la competitividad de España en investigación biomédica? La búsqueda de respuestas a esta cuestión ha centrado la XVIII Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica, impulsada por Farmaindustria, Fenin, Veterindustria, Nanomed, y la Plataforma de Mercados Biotecnológicos, gestionada por AseBio.
La innovación biomédica se ha consolidado como un motor esencial para el progreso de la medicina y la mejora de la calidad de vida de los pacientes. En este contexto, la biotecnología juega un papel protagonista, al ofrecer soluciones disruptivas para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades. España cuenta con un ecosistema biotecnológico altamente innovador, impulsado por centros de investigación punteros, talento científico y un tejido empresarial dinámico. Sin embargo, uno de los grandes retos sigue siendo transformar ese conocimiento en productos tangibles que lleguen al sistema sanitario y, sobre todo, al paciente.
Para lograrlo, es fundamental reforzar los mecanismos que permiten acelerar la traslación de la ciencia al mercado. El impulso de instrumentos eficaces de apoyo, financiación y colaboración público-privada es clave para escalar proyectos innovadores y reducir la brecha entre laboratorio e industria.
Este ha sido el punto de partida de la mesa organizada por la Plataforma de Mercados Biotecnológicos en este encuentro “Cómo aceleramos las innovaciones biomédicas made in Spain”. Bajo la moderación de Ion Arocena, director general de AseBio y coordinador de la Plataforma de Mercados Biotecnológicos, esta ha contado con la participación de Marc Martinell, CEO de Minoryx; Marta Moreno, Directora de Asuntos Corporativos y Acceso al Mercado en AstraZeneca España; Manel Cascalló, Director General de Theriva Biologics; y Diego Velasco, miembro de los comités de dirección, innovación y transferencia de ITEMAS.
España se encuentra en un momento clave para consolidarse como líder en innovación biomédica a nivel mundial. Nuestro país destaca por su sólida infraestructura de investigación, una creciente inversión pública y privada, y una estrecha colaboración entre instituciones académicas, centros sanitarios y la industria, pero todavía continúan existiendo desafíos para alcanzar esta meta.
En palabras de Marc Martinell, el panorama en España “ha cambiado radicalmente en los últimos 20 años, pero aún vemos pocas innovaciones que hayan llegado a los pacientes porqué esta es una carrera de fondo”. En este sentido considera que “hay que apostar por este sector a largo plazo y con medidas que tengan presente que las necesidades no son las mismas en proyectos en fases iniciales vs. proyectos que están cerca de llegar a mercado”.
Una visión con la que coincide Manel Cascalló que ha afirma que nuestro país “ ha hecho un salto importante en los últimos años en innovación biotecnológica, pero todavía no somos un mercado totalmente maduro”. Considera que “la financiación para empresas incipientes está actualmente razonablemente bien cubierta”, pero es necesario abordar el desafío de la maduración de las empresas: “Por ejemplo, en las empresas que están haciendo desarrollo de fármacos, la transición entre Fase 1 a Fase 2 sigue siendo complicada, y lo mismo sucede para empresas de diagnóstico o tecnología sanitaria para el acceso a mercado. Son pasos que requieren recursos económicos muy superiores y sobre todo inversores que estén dispuestos a asumir niveles de riesgo diferentes a los que se encuentran en nuestro ecosistema actualmente”.
Un análisis sobre el que Marta Moreno apostilla que “España cuenta con un ecosistema biomédico de primer nivel y un liderazgo sólido en ensayos clínicos, pero necesitamos reforzar los puentes entre el sistema público, el ámbito académico y el tejido empresarial y emprendedor para asegurar que esta excelencia se traduzca en soluciones reales”.
Diego Velasco apunta como un paso importante que “la consolidación del tejido empresarial biotecnológico nacional y la profesionalización de las unidades de innovación de los Institutos de Investigación Sanitaria, han permitido en los últimos años que los productos diseñados por nuestros investigadores y profesionales sanitarios comiencen a llegar a los pacientes”.
¿Qué necesitan los instrumentos de apoyo a la innovación para acelerar la innovación? La mesa ha abordado la cuestión crucial de cuáles son las necesidades que presentan los instrumentos de apoyo a la innovación para acelerar esta innovación. En palabras de Velasco, para acelerar el proceso por el que las innovaciones llegan a los pacientes, “debemos impulsar la participación empresarial en los proyectos de innovación sanitaria: eliminando obstáculos en la creación, desarrollo y comercialización de las spin-offs, promoviendo el venture building y subvencionando iniciativas que faciliten la toma de decisiones de la industria para incorporar innovaciones de origen público a su portafolio”.
Moreno comparte como ejemplo de refuerzo de la colaboración entre el sistema público, la academia y el tejido empresarial y emprendedor el AstraZeneca Global Hub ubicado en Barcelona. Una apuesta en este sentido de la compañía que “es un ejemplo de cómo esa conexión puede traducirse en proyectos con impacto, generando empleo, atrayendo inversión y, sobre todo, acelerando la llegada de soluciones que salvan, alargan y mejoran la vida de las personas”.
Preguntado sobre qué podemos aprender de las colaboraciones internacionales como mecanismo de impulso para la innovación biomédica en nuestro país, Cascalló recuerda que “la calidad de la investigación clínica en España es muy alta y además altamente competitiva con respecto a otros países europeos y especialmente respecto Estados Unidos”, sin embargo, “en lo que se refiere a los estudios iniciados en colaboración con la academia, en España es difícil encontrar instituciones académicas que asuman parte de los costes de un ensayo clínico y con riesgo compartido”. Cascalló incide en que, en el caso de Estados Unidos, “las instituciones tienen equipos muy especializados que les permiten asumir parte de las actividades internamente de forma bastante sencilla”.
En cuanto al reto que supone alcanzar la fase de acceso al mercado, Martinell argumenta que “pasar de ser una compañía centrada exclusivamente en el I+D, a ser una compañía que tiene un producto en el mercado representa un gran cambio y hacer esta transición es un gran reto que implica cubrir muchas necesidades tanto a nivel financiero como de estructura, perfiles profesionales, etc.”.
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